Visitar Mallorca en otoño e invierno no solo significa disfrutar de paisajes más tranquilos acompañados de una suave temperatura. También es la oportunidad perfecta para descubrir la riqueza gastronómica local en estas estaciones. Durante los meses más frescos, la isla se llena de aromas y sabores que invitan a sentarse alrededor de una mesa y compartir tradición.
Desde Pollentia Rentals te animamos a visitar la isla paradisíaca durante los meses de otoño e invierno, en los que la cultura local huele a aromas típicos de la tierra y a fuego. Con un aroma envolvente y profundo, sus sabores hablan de tradición cocinada lentamente y a ingredientes de temporada
La clave está en los ingredientes
Mallorca siempre ha sabido aprovechar lo que ofrece la tierra en cada época del año. En otoño, las setas silvestres se convierten en protagonistas: la variedad esclata-sang, muy apreciada en la isla, se cocina a la plancha con ajo y perejil o se incorpora a guisos reconfortantes.
Con la llegada del invierno, los platos se vuelven más contundentes. La cocina mallorquina se adapta al frío con recetas que combinan legumbres, verduras de temporada y carnes locales, siempre con un punto casero y generoso.
Platos imprescindibles de otoño e invierno
Uno de los grandes clásicos es el frit mallorquí, elaborado con carne de cerdo o corderp, patatas, pimientos, verduras varias e hinojo. Este plato dispone de tantas versiones como puedas imaginar, ya que es habitual encontrar su variable de marisco, vegetariana o de pulpo.
Otro imprescindible son las sopas mallorquinas, un plato humilde pero lleno de sabor hecho a base de pan moreno, verduras de temporada y aceite de oliva. Se sirve caliente y humeante, ideal para los días más fríos.
La porcella es el plato festivo por excelencia de la Navidad mallorquina. El secreto está en marinar la carne de lechón con hierbas aromáticas como el romero, el laurel o el hinojo, junto con ajo, limón y un buen aceite de oliva. Tras horas de horno lento, la piel queda dorada y crujiente, mientras que la carne se mantiene jugosa y tierna. Se suele acompañar de patatas y pimientos asados, convirtiéndose en una comida tan sabrosa como entrañable, que reúne a familias y amigos alrededor de la mesa.
El arroç brut es posiblemente uno de los platos más representativos del invierno mallorquín. Su nombre hace referencia al color oscuro que adquiere el caldo gracias a las especias (como la canela y el clavo) y los distintos ingredientes que lo enriquecen. Lleva carne de cerdo, pollo y conejo, junto con embutidos como la sobrasada, verduras de temporada y setas. El resultado es un arroz caldoso, sabroso y especiado que calienta el cuerpo en los días más fríos. Cada familia tiene su propia versión, lo que lo convierte en una receta viva y variada.
Una experiencia que va más allá del plato
Disfrutar de la gastronomía mallorquina en otoño e invierno es también una manera de sumergirse en la vida local. Los mercados semanales se llenan de productos frescos y de temporada: calabazas, naranjas, hierbas aromáticas y quesos artesanales. Los restaurantes familiares y las bodegas rurales invitan a degustar recetas tradicionales acompañadas de vinos mallorquines, cada vez más reconocidos internacionalmente.En Pollentia Rentals creemos que viajar fuera de temporada es la mejor forma de descubrir la auténtica Mallorca, una isla que no solo enamora por sus paisajes, sino también por la calidez de su cocina.